Si me tuviera que definir en un único método de cocina, aunque los empléo todos, diría que es: guisar. Haciendo una cocina variada es fácil usar distintos tipos de cocinar, al vapor, hornear, freír, guisar, estofar, a la plancha...Pero siempre hay uno que distingue más nuestras cocina, y en mi caso es el guiso. Me gustan las cosas con salsa, siempre me ha pasado. De echo la salsa es uno de los ingredientes favoritos de mi plato, y mojarla con un buen pan me parece un auténtico placer, aunque por temas dietéticos sea un placer contenido. Así suelo hacer el pollo guisado, la carne guisada, los pescados en salsa, etc....Desde que tengo la cheff-o-matic, hace casi tres años, hornéo mucho más. Es mucho más fácil que las cosas te salgan jugosas, porque al estar cerrado conserva mucho mejor la humedad. Desde luego sale mucho más barato que poner el horno y limpiarla es mucho más fácil. Teniendo en cuenta que además me amasa y hornea los panes, tengo que decir que ha sido una estupenda compra. Anteayer hice en ella unas sardinitas con un fondo pequeño de aceite, ajo picadito y una vez que estaban casi asaditas un chorretón de un buen vino blanco semi. Estaban buenísimas. Ayer saqué lechazo que tenía congelado, a la cubeta y verdaderamente buenísimo también. La pega, es lenta. Pero si estás en casa o si eres un poco previsor, puesto que se puede programar, esto tampoco será un problema. Para ser ortodoxos y siguiendo indicación de mi madre, que es castellana y una maravillosa asadora, para bien ser hay que untar un poco de manteca de cerdo, pero yo le tengo mucho cariño al aceite de oliva....
Lechazo asado
Lechazo en trozos grandes, ajos, perejil, laurel, pimienta, sal, vinagre, vino blanco, pimentón
Majamos 3 ó 4 dientes de ajo gorditos y perejil en el mortero, teniendo la precaución de echarle unos granitos de sal gorda para que no nos salten fuera. Con parte de esta pasta untamos los trozos de lechazo, salpimentamos, añadimos un par de hojas de laurel y dejamos así adobado hasta que vayamos a hornearlo. En lo que queda en el mortero, echamos un poquito de pimentón agridulce, un buen chorro de vinagre y el resto de vino blanco hasta llenar el mortero (el mio es mediano-pequeño). A la hora de hornear, echarmos un hilo de aceite por encima de las piezas de lechazo y horneamos a 180º en el horno tradicional. A medida que se va haciendo vamos regando un poco por encima con la mezcla del mortero, pero una vez que ya va cogiendo color. El tiempo irá en función de la cantidad de carne que pongamos, pero cuando veamos un bonito color dorado, ir comprobando lo tierna que está la carne, para que no se nos seque. En la cheffo, lo acomodé todo en la cubeta, como bien pude, añadí un poco del mejunje y la puse a funcionar en el programa 91, y programadas 2 horas de tiempo. Cada media hora le añadí a cucharadas el líquido del mortero con el ajo machacado. Lo acompañé de piquillos al ajillo y una buena ensalada.
Comentarios
Gracias Marta guapa.