Hemos pasado de calor y sol, a fresco y lluvia tan súbitamente que no ha dado tiempo a hacer el cambio mental. Y eso que yo paso al otoño muy alegremente que soy más de estaciones frías. El caso es que ayer maridín sugirió irse a comer un helado a las diez y media de la noche y me pareció que ya no era tiempo de eso, no por el helado que a mi me chifla y me da igual verano que invierno para disfrutarlo, sino por la sensación de que era de noche, llovía, veías las luces de los pisos encendidas, tuve la sensación de que era tiempo de hogar. Esta receta también es "receta de hogar" de esas que según están haciendo el 'chup-chup' y transmitiendo esa combinación de olores tan magnífica te hace sentir lo a gusto que estás en casina y por desgracia te hacen pensar en la barra de pan para mojar la salsa...jajajaja. Es sencilla y práctica y está hecha con las técnicas actuales, congelador para los centros de merluza, thermomix para la salsa y microondas para terminar el plat...
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Ya he usado la compota de ciruelas para cocinar y tengo que confirmar que está buenísima. Una noche la serví directamente en la salsera, a temperatura ambiente para acompañar unas chuletas de cabecera de lomo. El sabor de la compota es contundente pero con la carne se aviene a la perfección. Otro día descongelé un lomo de cerdo que había congelado en trozos grandes. Lo doré muy bien en un fondo de aceite, salpimenté cuando ya cogió color, eché por encima como una taza de la compota, dejé que chisporroteara y se mezclara con el juguillo de la carne, revolví bien todo junto y añadí media taza de agua y 2 cucharaditas de azúcar espolvoreadas por encima para contrarrestrar la acidez. Tapé y dejé cocer todo junto unos 12 minutos. Los abrí por la mitad para comprobar que ya estaban rosados. Si dejas hacerse más el lomo se queda seco e incomestible, al menos para mi gusto. Estaba realmente delicioso.
Merecería la pena pasarse largas y laboriosas horas en la cocina por oír una sola de las maravillosas exclamaciones que salieron de su boca mientras se deleitaba con la porción que se había servido en el plato. Hubiera merecido la pena aunque no hubiera dicho nada, sólo con ver su mirada de felicidad y placer mientras volvía a morder otro trozo jugoso y húmedo. La sonrisa se escapaba de su boca, surcaba los pómulos y llegaba a sus ojos. Todo él sonreía y agradecía mientras me miraba entusiasmado, deleitado, casi cómplice, como si sólo él y yo conociéramos el secreto de un momento tan feliz. El mérito no era mío, era de una sabia combinación de chocolate, huevos, azúcar y un poco de harina. Mandé cambiar la inscripción. No es "la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo", es "la mano que remueve con la cuchara es la mano que domina el mundo". Pues bien, sólo los que comparten la pasión por la cocina saben la inmensa felicidad que un momento así pued...
Comentarios
Además se pueden hacer con casi todo ¿no?.
Un beso
Muchos besos.
saludos